Técnicas Para Introduccion Del Embarazo En La Adolescencia Que Solo unos pocos Conocen

introduccion del embarazo en la adolescencia

Constituir Conjuntos de Adolescentes Promotores de la Salud, GAPS en escuelas y entidades de salud. Los embarazos no planeados no son un camino fiable para poder una perdurable unión de la pareja, en verdad la mayor parte de ellos ni siquiera llega a conformar pareja y más bien se apartan. La mayoría de estas mujeres no llegan a entablar una relación más formal después del parto, o sea, prosiguen solteras o, si conviven, continúan cohabitando o rompen con sus parejas.

Por poner un ejemplo, en Maputo, Mozambique , la Essor puso en marcha un programa comunitario concebido para emprender la delincuencia juvenil en dos vecindarios de bajos ingresos. El programa, orientado a los adolescentes de 13 y 18 años de edad, proporciona deportes y pasatiempos para promover la expresión personal y la capacitación de equipos.

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• No obstante, hay enormes variaciones en la prevalencia de portar armas, como han informado los jovenes en distintas países.
• • La reorientación del comportamiento de los jóvenes y la modificación de las reglas del grupo de compañeros, que quieren encaminar a los jóvenes en prominente riesgo de violencia hacia actividades ordinarias, pero que en realidad se ha comprobado que tienen efectos negativos sobre las reacciones, el logro y el accionar .

Tristemente, estos desenlaces no se repitieron en el Proyecto Biosocial de Filadelfia realizado por Denno , un estudio de prácticamente pequeños afroestadounidenses de Filadelfia, a quienes se prosiguió desde el nacimiento hasta los 22 años de edad. Por tanto, puede ser que el embarazo y las adversidades del parto dejen predecir la violencia solo o eminentemente en el momento en que suceden en combinación con otros inconvenientes dentro de la familia. A nivel individual, los factores que afectan al potencial de accionar violento tienen dentro especificaciones biológicas, psicológicas y conductuales. Estos factores pueden aparecer desde la niñez o la adolescencia y, en grados cambiantes, tienen la posibilidad de ser influidos por la familia y los compañeros, y por otros componentes sociales y culturales. Una característica atrayente de los jóvenes que cometen actos delictivos violentos, que puede aumentar la probabilidad de que se vean envueltos en situaciones que conducen a la crueldad, es su tendencia a meterse en una amplia gama de delitos, así como dado que acostumbran a exhibir distintos hábitos problemáticos.

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Algunos programas asimismo procuran contribuir a las familias a supervisar los causantes ambientales que contribuyen al accionar antisocial y a usar mejor los recursos en la red social. Los programas de terapia familiar con frecuencia son costosos, pero hay pruebas substanciales de que tienen la posibilidad de ser eficientes para prosperar el funcionamiento familiar y reducir los inconvenientes de comportamiento de los hijos (162–164).

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Dada la importancia de la supervisión de los progenitores, la estructura familiar y la coyuntura económica como componentes que contribuyen a determinar la prevalencia de la crueldad juvenil, se aguardaría un incremento de la crueldad en el momento en que las familias se han desintegrado como producto de guerras o epidemias, o por los rápidos cambios sociales. En el caso de las epidemias, unos 13 millones de niños en el mundo perdieron a uno o ambos progenitores debido al SIDA, más de 90% de ellos en África al sur del Sahara, donde probablemente millones de niños más van a quedar huérfanos en los próximos años . La mortandad causada por el SIDA entre las personas en edad fértil está aumentando la proporción de huérfanos con tal velocidad, que muchas comunidades ya no pueden depender de las estructuras habituales para atenderlos. Por ende, la epidemia de SIDA probablemente tendrá repercusiones desfavorables graves en la violencia en los jóvenes, particularmente en África, donde las tasas de crueldad juvenil son ya sumamente altas. El comportamiento de los progenitores y el ámbito familiar son causantes escenciales en el avance de conductas violentas en los jóvenes. La carencia de vigilancia y supervisión de los niños por los padres y el uso del castigo físico severo para disciplinar a los niños son sólidos factores predictivos de la violencia durante la adolescencia y la edad adulta. En su estudio de 250 pequeños en Boston, USA, McCord encontró que la supervisión deficiente, la agresión y la aplicación de una disciplina muy rigurosa por la parte de los padres a los niños de 10 años de edad se vincularon firmemente con más grande peligro de condenas siguientes por actos violentos antes de los 45 años de edad.

En su estudio de las pandillas en Medellín, Colombia, Bedoya Marín y Jaramillo Martínez describen de qué manera los jóvenes de bajos capital reciben la influencia de la civilización de la violencia en la sociedad generalmente y en sus comunidades en particular. Apuntan que se fomenta una cultura de la crueldad a nivel de la red social a través de la creciente aceptación del “dinero simple” (gran parte de esto se relaciona con el tráfico de drogas) y de algún medio adecuado para conseguirlo, tal como a través de la corrupción de la policía, el poder judicial, los militares y la administración local. La calidad de las condiciones de buen gobierno en un país, con respecto al marco legal y las políticas que ofrecen protección social, es un factor esencial primordial de la violencia. Particularmente, el nivel en que una sociedad hace cumplir las leyes que ya están sobre la violencia al detener y encausar a los delincuentes, puede accionar como factor disuasivo contra la violencia.

Las problemáticas que los jóvenes enfrentan en la actualidad con relación a su salud sexual y reproductiva son diversos y complejos. Incluyen conductas sexuales de riesgo, embarazos no amigables y la adquisición de infecciones de transmisión sexual , entre ellas, el VIH. Distintos estudios sobre fecundidad en adolescentes coinciden en que las relaciones familiares influyen considerablemente en el accionar sexual de la joven. La comunicación familiar es un factor determinante de las relaciones que se establece en el núcleo familiar y las relaciones que se establecerán con los demás. En la actualidad, se aprecia una separación progresiva entre el desarrollo biológico de la joven y la madurez psicosocial pues se observa precisamente un descenso en la edad de la menarquía (primera regla) en las mujeres, lo que les deja ser mamás a edades tan tempranas como los 11 años. La escolaridad influye de forma directa en la propensión de quedar en situación de embarazo, como se mencionó antes. La educación formal, cuando menos la obligatoria, debe integrar la educación sexual de forma abierta, ya que la carencia de perjudica al campo educativo, afectivo, popular, laboral y de salud.

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