Niños , Trabajo y Estadisticas Embarazo Adolescente En Mexico

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En el Estado de México hubo en 2019 más de 500 embarazos de niñas menores de 15 años, según datos de Save the Children. La directiva de Inmujeres, asegura que han redoblado los sacrificios, derivando fondos que se destinaban a organizaciones civiles. “Más de 80 millones de pesos (4 millones de dólares estadounidenses) se han destinado a la implementación de la estrategia nacional para la prevención de estos embarazos”, afirma Gasman, quien reconoce que “hay que hacer mas fuerte la educación en sexualidad para los jóvenes”. Esta situación propicia que las mujeres mexicanas sean parte del 35% de personas que no estudian o trabajan, la segunda tasa más alta de la OCDE, únicamente superada por Turquía. En México, el tema del embarazo joven se volvió uno de los asuntos fundamentales de las políticas de población; desde distintas perspectivas se charla sobre el volumen de población joven, sobre su ritmo de crecimiento y de reproducción, tal como del riesgo biopsicosocial que supone la maternidad joven.

Sin embargo, salvo en la situacion de los condones, pocos son los que conocen cabalmente el funcionamiento de los mismos. Las diferencias más acentuadas se presentan en los hormonales orales, en donde un 75% apunta que conoce o ha oído charlar de este procedimiento anticonceptivo y solamente es el 11% el que tiene un conocimiento real del mismo (véase gráfica 11).

En El 2019 Se Contabilizan En La Entidad 41 Mil 630 Menores Gestantes

México encara complicadas estadísticas de salud sexual y reproductiva que la pandemia está recrudeciendo. Como las cerezas, los embarazos adolescentes arrastrarán con el abandono escolar en una espiral indeseable donde no se encuentra el cabo del que tirar para desembrollar la madeja. ; 33 por ciento de las mujeres de 20 a 24 años que fueron madres adolescentes están en el quintil más pobre. Según con la Secretaría General del Consejo Nacional de la Población , la reducción de la tasa de 77 a 70.5 nacimientos por cada mil mujeres, entre 2014 a 2018, representa una disminución en este periodo de 35 mil 342 nacimientos de madres jovenes (8.4% menos). En el estado gobernado por Miguel Ángel Riquelme se aprecia un descenso sostenido en el porcentaje de embarazos adolescentes desde 2012 en el momento en que se 23.1 de los nacimientos procedían de una madre menor de 20 años. Durante el paso de la década pasada, el porcentaje de nacimientos por parte de madres inferiores de 19 años vió una caída de 3.2 puntos porcentuales; puesto que el Inegi declara que en de cada 100 bebés recién nacidos tenían una madre joven.

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En América Latina y el Caribe la tasa promedio es de 64 nacimientos por cada mil jovenes de 15-19, la más alta la presenta Bolivia con 116. La tasa de fecundidad también exhibe un incremento en las adolescentes de 12 a 14 años, edades con más grande riesgo de embarazo, al pasar de 2.59, por cada mil nacimientos, en 1990 a 3.55 en el 2016. El rezago y abandono educativo vinculados al embarazo en adolescentes representan para el país un valor o pérdida anual estimada en 31,000 millones de pesos. En este sentido, 26.6% de las mujeres que experimentaron la maternidad temprana tienen únicamente educación primaria, el 62% secundaria y el 6.7% terciaria. En contraste con las mujeres que han sido madres en edad adulta, los porcentajes se distribuyen en 23.5%, 51.2% y 22.18 por ciento.

Sin lugar a dudas, más allá de que se han aumentado en los últimos años de manera importante la información sobre distintas métodos de regulación natal dirigida a los jóvenes de nuestro país, el conocimiento y empleo de métodos anticonceptivos en los adolescentes todavía se ve obstaculizado por diferentes causantes sociales y culturales. Los adolescentes generalmente conocen en mayor medida las pastillas, las inyecciones y el condón masculino que otros métodos de regulación natal. Sin embargo, únicamente la tercera parte de las mujeres de 15 a 19 años de edad manifestó un claro conocimiento del condón y cerca del 20% no había escuchado nunca hablar de un preservativo (véase gráfica 6). El año pasado, la tasa fue de 77 jovenes embarazadas por cada mil jóvenes de 15 a 19 años, y la edad de comienzo de las relaciones sexuales, en 23% de este segmento, fue entre los 12 y 17 años, refirió.

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No sólo obstaculiza su desarrollo psicosocial, sino que se asocia con resultados deficientes en la salud y con un más grande riesgo de muerte materna. Además de esto, sus hijos están en más grande riesgo de tener una salud más enclenque y caer en la pobreza”. Ahora bien, para analizar los cambios en la fecundidad de los jóvenes es necesario asomarnos a las transformaciones en el estado conyugal, y más que nada comprobar si hubo un retardo en la primera unión. En el cuadro 2 se aprecia una disminución gradual de las mujeres unidas antes de los 25 años. En el caso del grupo de edad de 15 a 19 años, el descenso de mujeres en algún momento unidas de 1982 a 1997 es próximo al 3%, por lo que no pareciese haber cambios significativos en esos últimos veinte años; así, cerca del 16% de las jóvenes de 15 a 19 años ahora se encontraban unidas en 1997. Por el contrario, la disminución de mujeres alguna vez unidas en el conjunto de edad de 20 a 24 años es mayor al 10%. En exactamente el mismo cuadro, se ve que la edad a la primera unión en las últimas 2 décadas no semeja haber experimentado transformaciones importantes, al menos en lo concerniente a las mujeres que se unieron antes de los 25 años.

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Sin embargo, en este momento a los 16.8 años, en promedio y en cinco años se prevé se acortará, advirtió. De todas formas se detectó un alza en la mayoría de los estados de la república mexicana, a lo largo del mismo tiempo. De las 32 entidades federativas, Guerrero, Chiapas, Coahuila y Baja California Sur registraron las tasas más altas de fecundidad en el 2016. Hoekman remarcó que además del encontronazo económico, esto aumenta las inequidades sociales en el país y limita las opciones del desarrollo y bienestar personal. “El embarazo temprano se considera un problema porque afecta de forma negativa diferentes puntos de la vida de quien lo experimenta ya que es muy probable que abandonen los estudios, por consiguiente, sus oportunidades de tener un trabajo aceptable se dismuyen y se vuelven más propensas a mantenerse en condiciones de pobreza y exclusión”. Es escencial aumentar la promoción de uso de métodos irreversibles de extendida duración y brindar mejor información gracias a la dificultad y precisión que representa su uso.

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