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En México, 75% de la población asegura saber casos próximos de adolescentes embarazadas y 90%, estima que la mejor medida para impedir embarazos a temprana edad es impartir educación sexual, según con la encuesta sobre Embarazo Adolescente, realizada por el Centro de Opinión Pública de la Facultad del Valle de México. Durante la última década, tanto en México como en otros países de la zona sudamericana, el estudio del vínculo maternidad adolescente y rezago o abandono escolar ha cobrado mayor interés;16,18 no obstante, es un inconveniente complejo y multicausal que requiere mayor reflexión con información actualizada desde una visión nacional. El presente producto tiene como objetivo caracterizar a las adolescentes que han tenido algún embarazo y investigar la asociación de este fenómeno con el rezago educativo, a partir de información de una encuesta representativa en México. En este trabajo se exploró la relación que hay entre el embarazo adolescente y el rezago educativo; la hipótesis es que el rezago educativo no en todos los casos mantiene una relación unidireccional con el embarazo joven, sino que la relación también puede ser inversa. El indicador más importante del embarazo en jovenes es TEFA, que mide el número de nacimientos por cada mil mujeres de entre 15 y 19 años de edad, que se crea cada 4 años, con base en la Encuesta Nacional de la Activa Demográfica . A nivel global, las complicaciones a lo largo del embarazo y el parto son la segunda causa de muerte entre adolescentes de 15 a 19 años. Señaló que el indicador más esencial del embarazo en jovenes es la Tasa Concreta de Fecundidad Joven, o TEFA por su acrónimo, ya que mide el número de nacimientos por cada mil mujeres con edades de 15 a 19 años.

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Además, lamentó que para las autoridades no sea prioridad trabajar con , más allá de que son los responsables de la violencia y asimismo tienen la posibilidad de ser quienes la frenen, dadas las implicaciones que tienen para los embarazos forzados en la etapa de la adolescencia. Al investigar la información del total de mujeres jovenes de 12 a 19 años de edad (8.9 millones de mujeres adolescentes), 20.5% tenía vida sexual activa (1.8 millones); de este porcentaje, 52% habían estado embarazadas alguna vez en su vida, de las cuales 7.8% estaba cursando su primer embarazo al instante de la encuesta. Los embarazos en adolescentes son un fenómeno popular que preocupa, pero preocupa más, cuando resulta obvio que las cifras van en aumento entre las jóvenes mujeres de entre 15 y 19 años de edad, quienes además de esto combaten pobreza, deserción escolar y viven en zonas indígenas de altísima marginación. Recientemente el Consejo Nacional de Población anunció que en los últimos cuatro años la tasa de embarazos adolescentes se redujo, pasando de 77 nacimientos por cada 1,000 mujeres entre 15 y 19 años de edad a 68.5 en este 2020. A pesar de los progresos, por año más de 300 mil jovenes entre 15 y 19 años, y en torno a 5 mil menores de 15 años de edad, se convierten en madres; la mayoría de estos embarazos no son planeados ni deseados, y los de menores de 15 años podrían estar vinculados con casos de abuso sexual.

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El embarazo precoz es un problema social que, si bien tuvo un descenso a nivel global respecto a las cifras registradas en 1990, se está ampliando hacia un más grande número de países, en especial a consecuencia de que los jóvenes hoy en día comienzan su historia sexual a edades poco a poco más tempranas. Detalló que en un corto plazo la estrategia contempla alzar diagnósticos en escuelas respecto a la salud sexual y reproductiva de este grupo de población; aumentar los Servicios Afables para los adolescentes “con la misión de tener 584 de estos espacios, hoy en día existen 174” y se fortalecerá la distribución de micronutrimentos con la distribución de 159 mil 158 frascos de ácido fólico para hombres y mujeres.

Complementariamente, se consideró primer embarazo al momento de la encuesta (sí, no) desde comienzo de vida sexual y número de embarazos y embarazo de hoy; se excluyen las adolescentes con más de un embarazo. En México,el embarazo no planeado en adolescentes se convirtió en un problema médico pública, y se ha aumentado de manera alarmante, lo que afecta la vida de varios de que se encuentran cursando sus estudios y muchas veces, deben truncar sus proyectos debido a esta situación.

Esto necesita de mayores investigaciones de corte cuantitativo y cualitativo que asistan a entender la vivencia indígena del embarazo en la adolescencia, en las vidas de los padres y mamás, y asimismo en el conjunto de la red social. Bajo esta concepción, la maternidad sería un paso normal o incluso natural en el curso de vida de las jóvenes indígenas, y los embarazos entre jovenes no serían considerados un inconveniente sistémico dentro de las comunidades. No obstante, en el momento en que uno ve de cerca estas realidades, sale a la luz la presión popular a la que se combaten las jóvenes para embarazarse a pesar de que no es su deseo y no tienen los recursos para enfrentar la maternidad. Aún más, estas chicas no tienen el capital cultural y los medios económicos para decantarse por otros caminos de vida. No obstante, las ideas sobre las ventajas de una maternidad temprana predominan, lo que podría explicar una parte del fracaso de las campañas de prevención y promoción de la salud sexual y reproductiva en las comunidades. La baja prevalencia de métodos anticonceptivos entre jovenes, aunado al incremento de la proporción de población de 12 a 19 años en todo el país que ha iniciado su historia sexual, pasó de 15% en 2006 a 23% en 2012, según cantidades de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición . Aunque el embarazo a temprana edad se piensa como inseparable a las sociedades indígenas, este obedece a factores históricamente conformados y concatenados.

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Expuso que hace dos años se asentaron 14 mil 055 nacimientos vivos de madres adolescentes, de entre 65 mil mujeres embarazadas, al tiempo que el año pasado hubo 12 mil 543, de un total de 64 mil 500 embarazadas. Los distintos enfoques coinciden en que las desigualdades sociales influyen en las inseguridades y habilidades para la salud, lo mismo que en las formas de proceder y modos de administración relacionados con exactamente la misma. Existen métodos concretos de concebir el cuerpo, la sexualidad, la reproducción y la salud que, sin embargo, no tienen que ser útil a fin de que las instituciones dejen de atender estos temas con políticas y programas de atención para las poblaciones concretas. Cada una de estas situaciones tiene un encontronazo distinguido para mujeres y hombres, de esta forma como para los diferentes grupos etarios.

.- Oaxaca ocupa el tercer lugar en embarazos de pequeñas, adolescentes y jóvenes en el país, y el octavo en muerte materna, según las conclusiones del foro de discusión “Promoviendo los derechos sexuales y reproductivos de pequeñas, niños y jovenes”, convocado este jueves por el Grupo de Estudios sobre la Mujer Rosario Castellanos . Además de esto, la Encuesta Nacional de Salud y Derechos de las Mujeres Indígenas destaca que 68.5% de las jóvenes indígenas de Oaxaca se casan entre los nueve y los 19 años, y 26% lo hacen a los 15 años o menos, en el momento en que la edad promedio para el matrimonio en la población mexicana es de 21.8 años, de acuerdo con cantidades de 2013. Con el propósito de incidir en esta problemática, este jueves se efectuó el foro convocado por GESMujer, que forma una parte del emprendimiento “Fortalecimiento del Avance Humano, Emprendimiento de Vida y Prevención del embarazo entre personas de diez a 19 años”, dirigido a funcionarias y gobernantes de la administración pública local que brindan atención a niñas, niños y adolescentes.

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