El lado feo de Estadisticas Del Embarazo En La Adolescencia

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En algunos de estos países como son Perú, Colombia y Haití, este periodo de tiempo sobrepasa los dos años. Como condicionantes coyunturales del incremento de la fecundidad, se citan básicamente la carencia de anticonceptivos en el país por la restricción a la entrada de estos desde USA, dada la ruptura de relaciones entre los dos países. Además, en el chato de adentro se observó un endurecimiento de las leyes que penalizaban el aborto con el encarcelamiento de los médicos especializados en la realización de interrupciones de embarazos, lo que provocó que muchos de éstos galenos se marcharan más tarde del país (Álvarez Lajonchere, 1996). Ello incidió en la mortalidad materna por causa de la recurrencia a los abortos furtivos en los primeros años del periodo revolucionario, los que se siguieron realizando a pesar de las duras medidas tomadas por las autoridades al respecto. Terminantemente estos datos confirman la necesidad de proseguir acentuando la educación sexual y el ingreso libre y también informado de la gama de anticonceptivos que ya están. Además, y más que nada, es necesario seguir afrontando los problemas de inequidad y también injusticia de los servicios de salud y las barreras que imposibiliten a mujeres y hombres a ejercer libre y también informadamente sus derechos reproductivos, especialmente en lo que concierne a las mujeres jovenes mexicanas.

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En Alza, Los Nacimientos En Niñas Y Adolescentes De Diez A 14 Años: Conapo

Las diferencias entre mujeres y hombres comprometidos en un embarazo adolescente inesperado son visibles. Ena Niño Calixto, de la Facultad de Psicología de la UNAM, aclara que para un hombre es más fácil deslindarse sensible y biológicamente del embarazo.

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Entre las inferiores de 19 años, planteando un cálculo conservador, se esperaría un aumento del 20% de las necesidades insatisfechas, porcentaje que llevará a sumar 21,575 embarazos de jovenes”, agregó. Los elementos presentados dejan arribar a algunas conclusiones en torno al embarazo adolescente. Primeramente, que en el contexto cubano los valores y variantes de las tasas de fecundidad de las jovenes tienen la posibilidad de ser referentes experimentales inadecuados para el análisis de los escenarios y tendencias de los embarazos jovenes. Además de esto, se subestiman mucho los embarazos como resultado de que únicamente se tomen en cuenta los nacimientos, pues los abortos provocados son cuantitativamente considerablemente más importantes. El embarazo joven se muestra como una problemática de interés en un gran número de países, lo que responde a las preocupaciones por las afectaciones que ello puede ocasionar en los proyectos de vida de los jóvenes, las condiciones de existencia de las familias implicadas y en diferentes aspectos de la sociedad. Los datos asimismo fueron contundentes y relacionan claramente los inferiores niveles de escolaridad femeninos con un menor conocimiento y empleo de métodos anticonceptivos, menor planeación en la primera relación sexual y una edad más temprana a la primera relación sexual, lo que hace a las mujeres menos escolarizadas más atacables al embarazo y a las patologías de transmisión sexual.

De estos, 15% de los hombres y 33% de las mujeres no usaron ningún procedimiento anticonceptivo en su primera relación íntima. Es así que según estos datos, aproximadamente suceden al año 340 mil nacimientos en mujeres inferiores de 19 años. Las evidencias experimentales disponibles sugieren que los bajos niveles logrados en la fecundidad de las adolescentes del país no implicaron una disminución importante de la incidencia de los embarazos que han perjudicado a éstas. En la década de 1980 la tasa concreta de fecundidad de las mujeres de 15 a 19 años sostuvo valores de 80 a 90 nacimientos por cada mil mujeres, cayendo en la siguiente década a valores próximos a 60 por mil. Por el contrario, las tasas de embarazos se mantuvieron en valores que duplicaban y hasta triplicaban las tasas antes referidas, manteniéndose en valores elevados a lo largo de casi todo el periodo considerado, con sólo una interrupción de importancia del año 1982 al 1984 . A partir de 1970, todas las tasas de fecundidad de los diferentes conjuntos quinquenales de edad de las mujeres redujeron, pero la que lo logró de una manera más lenta fue la de las jóvenes de 15 a 19 años. En años más recientes la fecundidad joven en el país volvió a ser relativamente baja, alcanzando valores inferiores a los prerrevolucionarios; no obstante, los indicadores del embarazo adolescente sugieren que estos se mantuvieron a niveles superiores, situación que merece un más grande estudio.

ASOCIACIÓN MEXICANA DE INVESTIGACIÓN DEMOGRÁFICA Y MÉDICA y Centro de Orientación para Adolescentes, 1986. Asimismo se apuntó en el trabajo, que un mayor número de adolescentes hombres (en comparación con las mujeres), declaró haber tenido relaciones sexuales, y se probó asimismo, un más grande conocimiento masculino del condón.

No obstante, para analizar los cambios en la fecundidad de los jóvenes es requisito asomarnos a las transformaciones en el estado conyugal, y sobre todo comprobar si ha habido un retardo en la primera unión. En el cuadro 2 se aprecia una disminución gradual de las mujeres unidas antes de los 25 años. En la situacion del grupo de edad de 15 a 19 años, el descenso de mujeres en algún momento unidas de 1982 a 1997 es próximo al 3%, con lo que no pareciera haber cambios significativos en esos últimos veinte años; de esta manera, cerca del 16% de las jóvenes de 15 a 19 años ya estaban unidas en 1997. Por el contrario, la disminución de mujeres alguna vez unidas en el grupo de edad de 20 a 24 años es más grande al diez%. En exactamente el mismo cuadro, se ve que la edad a la primera unión en las últimas dos décadas no semeja haber experimentado transformaciones esenciales, por lo menos en lo concerniente a las mujeres que se unieron antes de los 25 años. Por norma general, varios trabajos ya han señalado que en México las transformaciones socioeconómicas de los últimos decenios no llevaron a cambios significativos en la edad a la que se casan una gran parte de las mexicanas.

Sigue siendo una pendiente resolver la necesidad de anticonceptivos entre mujeres jovenes, sobre todo, de población indígena cuya cifra de no ingreso a métodos de control es de 21.7 por ciento. Según con la Secretaría General del Consejo Nacional de la Población , la reducción de la tasa de 77 a 70.5 nacimientos por cada mil mujeres, entre 2014 a 2018, representa una disminución en este periodo de 35 mil 342 nacimientos de mamás adolescentes (8.4% menos). México ocupa el primer sitio en Latinoamérica y el segundo en el mundo en tasa de embarazos de pequeñas y jovenes causadas por crueldad sexual, relaciones sin protección o por matrimonios forzados. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible reconocen la importancia de atender esta situación para mejorar la vida de pequeñas y adolescentes, al detallar como una de sus metas (meta 5.3) la eliminación de estas prácticas. Además de esto, la Ley General de los Derechos de Pequeñas, Pequeños y Adolescentes estableció los 18 años como la edad mínima para casarse, sin excepción ni dispensa.

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